Puntualmente el álbum "Islands" de King Crimson tiene una buena conexión con su época. Estamos hablando de finales de 1971, una época en donde la escena progresiva estaba en ascenso y las bandas, incluyendo a los King Crimson, estaban incorporando y prestando mucha atención al efervescente movimiento jazz rock que se estaba gestando.
Además, fue un disco representativo al ser el último de la banda con Peter Sinfield como letrista.
King Crimson venian de hacer tres maravillosos álbumes :In the Court of the Crimson King (69), In the Wake of Poseidon (70) y Lizard (70), trabajos todos ellos con una enorme complejidad adelantados a su tiempo, con influencias del jazz, la psicodelia, el hard rock, impregnando grandes dosis de intensidad y emotividad a todas sus composiciones.
Tras el disparatado cambio de sonido que supuso la transición de su segundo a su tercer disco, Robert Fripp y los suyos decidieron rizar el rizo y evolucionar hacia algo muy distinto.
Y crearon un álbum con una gran atmósfera, mucha melancolía y mucha soledad, todo un abanico de sensaciones unidas en un mismo disco.
Tal vez sea Ladies of the Road la síntesis del álbum; un número de blues rock siniestro, abrasivo, que en el estribillo se transforma en un pop de estilo Beatle. Las partes más blues son tremendas: la música suena muy sensual, caliente, cargada de pasión. Por momentos nos olvidamos de lo que es King Crimson y nos sumergimos en un número rockero de primer nivel. Mientras tanto, Boz Burrell describe todo tipo de conquistas amorosas misóginas capaces de poner en ridículo a los mismísimos Rolling Stones. El estribillo es otra cosa: es uno de los momentos más bellos de la historia del Rey, con unas armonías vocales preciosas. Una de las canciones esenciales, y una de las mejores y mayores muestras de sensualidad en la música contemporánea.
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